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miércoles, 18 de diciembre de 2013

BOMBARDEOS Y REFUGIOS 1936-1939

Durante la nunca juzgada ni ilegitimada Guerra Civil Española, Barcelona llegó a contar con 1.400 refugios, de los cuales aún perduran unos cuantos  como recuerdo del fascismo que sufrió Europa en aquellos años y que en España nos duró 4 largas décadas.
Algunos de esos refugios aún se pueden visitar.
 
Los bombardeos que los ejércitos alemanes e italianos efectuaron, por primera vez en la historia, sobre la población de una ciudad, -que fue tomada como objetivo militar- obligaron a los ciudadanos y autoridades del momento a movilizarse para resguardarse de un peligro que amenazaba sus vidas.
El sonido de las sirenas y las radios anunciaban la llegada del terror fascista a través del cielo de Barcelona y para evitar más muertes masivas se crearon los refugios antiaéreos, que cuando estalló la Guerra Mundial fueron copiados por los británicos para proteger a la población de Londres de los ataques nazis.

1936
 
1937

1938
 
Los constantes ataques aéreos que sufría la Ciudad Condal fueron el detonante para que la Generalitat de Catalunya, a través de la Junta de Defensa Pasiva de la Generalitat encargara a Ramón Perera, un joven ingeniero, el diseño de un sistema de refugios en el subsuelo que permitiese a la población protegerse de los bombardeos.
 
La inventiva de Perera permitió que se construyeran búnkeres a unos cuantos metros bajo tierra a los que se podía acceder a través de la escalera desde un bloque de pisos o desde la misma calle. Además, podían resistir la fuerza destructiva de las bombas y contaban con entradas en zigzag para protegerse de la onda expansiva de la metralla. Resultaron muy efectivos, pues los historiadores constatan que no se conocen víctimas mortales dentro de estas construcciones.
 
Son unos cuantos los refugios antiaéreos que todavía perduran en excelente estado de conservación y pueden ser visitados por el público. Como, por ejemplo, el refugio 307 del Poble Sec, situado en el pie de la montaña de Montjuic.
Este fue construido por los vecinos del barrio, quienes excavaron casi medio millar de metros de túnel asesorados por arquitectos. El refugio se iluminaba con luces de petróleo y tenía una capacidad para 2.000 personas que se sentaban en bancos de madera.
 
También merece la pena destacar el que se cobijaba bajo el suelo de la conocida Plaza del Diamante, reabierto al público en 2006. Tenía capacidad para más de 200 personas y disponía de más de 200 metros de túneles estrechos. En él se conservan los bancos de piedra, los sanitarios e incluso las marcas de humo de las velas que los vecinos portaban para alumbrase.
Asimismo, sobresale, en el barrio de Gracia, otro refugio, el de la Plaza de la Revolución; las paredes antes revestidas de yeso conservan aún los estantes para la colocación de medicamentos e instrumental médico, este búnker ocupaba antaño todo el subterráneo de la plaza. Ahora solo se puede visitar una pequeña parte formada por una galería y dos salas de enfermería.
 
 
En un excelente estado de conservación sobrevive el refugio del Palacio de les Heures. Incluso mantiene intacta la instalación eléctrica. Es uno de los más históricos porque aseguraba al presidente de la Generalitat del momento, Lluís Companys, durante los bombardeos de Barcelona. La consistencia del búnker incluye también un pozo de ventilación.
 
Las condiciones de supervivencia en estos refugios de la época dela Guerra Civil eran paupérrimas: personas heridas, olor y sensación a humedad, un continuo y molesto ruido de las gotas de agua, pero totalmente aislados y protegidos de la barbarie de los aviones alemanes  e italianos aliados del golpista y asesino Francisco Franco. En el interior de los refugios todavía perviven cisternas de agua, cocinas o pequeñas farmacias donde se curaban a los heridos.
 
Si alguien está interesado en visitarlos debe dirigirse al Museu d’Història de Barcelona (MUHBA), institución que los gestiona y realiza las visitas guiadas.

1 comentario:

Jordi dijo...

Quan veig fotos com aquestes, em poso d'una mala llet ...
I, a sobra, que els fills d'aquells esquellers colpistes encara segueixin donant pel sac, encara em posa pitjor.
Mal llamp els caigui a sobre, malparits!